miércoles, 3 de octubre de 2012

Porque todos somos diferentes, ¡Tutua es mi cole!


“Ya es hora de que los pequeños con discapacidad dejen de ser considerados invisibles” 
Esta frase, además de ser un decorativo de nuestras cristaleras, es la descripción exacta de nuestra forma de trabajo. Desde el momento en el que la leímos lo supimos. En todo momento nos hemos sentido identificada con ella porque en Tutua le damos su lugar a todos y cada uno de nuestros niños y niñas independientemente de sus características personales.  
Somos conscientes que en cada grupo de edad hay unas etapas diferentes que con ayuda de las “seños” y la familia se van alcanzando. Se trabaja en base a unos ítems de desarrollo estandarizados para los distintos grupos de edad. Este nos permite observar a los peques en base a unos criterios de evaluación; y mediante estos establecer quienes son los que necesitan  estimulación más específica, bien dentro o fuera del gran grupo.  Este trabajo, en la medida de lo posible, intentamos que este los más coordinado posible con las familias y los centros y profesionales a los que acude el alumno fuera de nuestro centro. No podemos olvidar la importancia de dicha colaboración y coordinación pues realmente los pilares fundamentales de la educación y desarrollo de un niño o niña es su familia.
Nos llena de orgullo saber que en nuestro centro la integración no solo es posible, si no que luchamos desde que el alumnado entra por la puerta destacando sus diferencias y haciendo que estas sean un motivo de aprendizaje entre iguales. No las ignoramos, si no que las destacamos, resaltando su lado positivo y reconduciéndolas para sacar de ellas lo máximo. Las limitaciones siempre las abordamos con positividad e intentamos que poco a poco se vayan reduciendo.
Nos entristece saber como en otros centros este alumnado no tiene cabida….realmente no saben lo que se pierden. Una de los valores principales por los que está diseñado nuestro modelo educativo es por el respeto, el respeto hacia todos, y el respeto hacia uno mismo. Nos gusta ver como se despierta en nuestros alumnos la sensibilidad desde muy pequeños hacia las limitaciones que presentan, tanto ellos como sus compañeros. Ellos saben tratar al compañero que socialmente se considera “diferente”, a fin de cuentas ellos también lo son. En nuestro equipo educativo se valora, aprecia y nos llena de orgullo ver como desarrollan este sentimiento de ayuda y protección por el compañero, que de cara a una actividad en concreto, se muestra más débil. Luchamos y diseñamos maneras de hacer compatibles estas relaciones para que ellos aprendan a tratar a cada compañero como necesita ser tratado. Se despierta en ellos una sensibilidad que en muchas ocasiones nos emociona enormemente.  
El pasado día, paseando por un parque observe como un grupo de niños de  alrededor de 5 años se burlaban de otro niño. En seguida me di cuenta que el problema estaba radicando en la base. No están acostumbrados a convivir con compañeros que tienen otras necesidades y ni siquiera se plantean la posibilidad que esta diferencia puede ser positiva para todos ya que si la enfocamos con unas gafas llenas de positivismo nos damos cuenta que solo es cuestión de mirar el lado adecuado. No nos sirve de nada tener al alumnado dentro del aula si realmente no le estamos permitiendo que sean respetados ni valorados, como niños que son. Es tan simple como hacer bien nuestro trabajo, saber adaptar recursos, saber dar a cada niño lo que su desarrollo necesita… pero siempre hacerlo con respeto, admiración, motivación…y no como una “carga”, ya que si no estaremos olvidando a la “persona” y lo estaremos convirtiendo en un “borreguito” más.  

En relación a todo esto se me viene a la mente una fabula escrita por Miguel Ángel Santos Guerra, en su libro “La estrategia del caballo y otras fabulas para trabajar en el aula”, en concreto la titulada “El águila y la gallina”, magnifica metáfora sobre como la falta de recursos no permite respetar al alumnado  ni respetar sus diferencias, si no que se acaba convirtiendo en lo que “debe ser”, en lo que se considera “normal socialmente”. Para finalizar acabaré citando una fragmento de dicha fabula que resume la idea que quiero transmitir:

“….Hay quien pretende echar granos al suelo para que la gente coma, para que mire hacia abajo, para que ni se le ocurra la idea de volar. Estas personas nada esperan de las otras, …, salvo que sigan mirando al suelo. Es una tragedia esa actitud desesperanzada, fatalista. Es mayor tragedia la de quienes acaban creyéndose el discurso de los dominadores. Porque no hay mayor opresión que aquella en la que el oprimido mete en su cabeza las ideas del opresor.”


En Tutua no nos creemos el discurso de nuestro opresor, por lo que seguiremos luchando por la aceptación, respeto, y sobre todo atención, apoyo y amor hacia todo nuestro alumnado. Destacando siempre sus diferencias para que estas sean positivas y nos ayuden a crecer como personas, no queremos ocultarlas y hacer como si no estuvieran. Queremos niños con carácter, personalidad y diferencias…que crezcan y se enseñen unos a otros… y por supuesto nos enseñen a nosotras… ¡Cuanto tienen que enseñarnos! No queremos que sean todos iguales. En Tutua el que se “sale del tiesto” no molesta, porque todos bailamos alrededor de él...el tiesto es verdaderamente ABURRIDO!! J


Fdo. Ana Hernica 
Maestra PT y Psicopedagoga


1 comentario:

  1. Cuan importante es que no solo respetemos las diferencias sino que las aceptemos con agrado como posibilidad de aprendizaje y crecimiento personal, y fundamental la labor de padres y educadores en el proceso de formación en valores y respeto de los más pequeños... es común la frase " los niños son crueles" cuando vemos casos de bulling o algún tipo de maltrato o discriminación, cuando son solo el reflejo de la crueldad manifiesta en la sociedad y en su entorno familiar.
    Muchas gracias por compartir este post en la Fiesta Bloguera de Colaboraciones, un abrazo enorme y éxitos!!

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